- Era la noche víspera del golpe y yo estaba cansadísima en el despacho del presidente Escudero. Había hecho de todo y entonces aproveché que él salió y se tardó y me fui detrás de unos parabanes que había allí en el despacho y donde había un sofacito en donde me acosté y me quedé rendida ahí mismo.

Yo me imagino que dormí un rato porque cuando me despierto oigo una voces… ¡Esto es una película en off porque yo oigo pero no veo nada de lo que pasa al otro lado!... Y oigo la voz del Coronel Andrés Miranda Leroux que le dice al presidente Escudero:

                 

                - Presidente, yo me voy a ir para la casa a

                  bañarme y cambiarme, pero le pido por favor

                  que sea prudente…

​

Yo sentí, oí, que el presidente Escudero se paró de una 

poltrona y caminó hacia donde estaba Andrés Miranda y le dice con esa voz fuerte, noble que él tenía:

​

                - ¿Tú con esto lo que quieres decirme, Andrés,

                  es que cuando tú no estés aquí van a venir tus

                  amigos militares y me van a detener, me van a

                  amarrar?

​

Se produjo un silencio. El comandante Miranda no contestó nada y entonces sentí que Escudero le palmeaba un hombro y escuché un llanto y entonces el presidente Escudero le dijo:

 

                 - Me gusta que llores, Andrecito... Está bien

                   que llores,

                   porque eso significa que todavía hay algo

                   noble en ti …